REQUIEM POR RODOLFO VIVANCO

12 enero, 2021 2:37 pm


El coronavirus se lleva a todos.

A todos los que se descuidan pese a disciplinarse con todas las recomendaciones.

El coronavirus está acabando con gente buena, solidaria, ejemplar, como el caso de Rodolfo Vivanco Nuño, dueño de la franquicia Mcdonald´s, que los últimos 30 años de su vida se la jugó en buenos y malos tiempos invirtiendo y reinvirtiendo hasta el último peso sin preocuparse por los riesgos.

Un día decidió invertir su capital en la compra de la codiciada licencia para Puebla y de acuerdo a los estudios de mercado abrió el primer punto Mcdonald´s al sur de la ciudad, en Plaza Cristal, a donde el tránsito de consumidores garantizaba el éxito.

Una vez posicionada Rodolfo buscó espacio en el centro y abrió en el portal Hidalgo su segundo establecimiento, rescatando un viejo inmueble para cumplir su objetivo de ofrecer las hamburguesas y los conos frente a la mejor panorámica urbana, frente al zócalo, frente a la fuente de San Miguel, frente a la catedral, en el ombligo económico de la ciudad.

Y es de que como profesional de la arquitectura no podía dejar pasar la oportunidad de ganar espacio en el centro declarado Patrimonio de la Humanidad.

Consolidado su segundo punto, saboreó la adrenalina de la reinversión, y siguió abriendo puntos hacia donde la ciudad crecía. Así consolidó 10 establecimientos y se siguió al vecino estado de Tlaxcala.

Vivanco Nuño con la introducción de la franquicia de comida rápida más fuerte del mundo, innovó el mercado laboral poblano con el esquema internacional de trabajo “por horas” que representa la mejor oportunidad

para apoyar a jóvenes que estudian y necesitan generar sus propios recursos financieros.

Apoyado por la Fundación Ronald Mcdonald´s creó hace 7 años la Casa de Ronald para dar hospedaje a los niños de familias de escasos recursos que vienen a recibir sus terapias de rehabilitación al CRIT -Centro de Rehabilitación Infantil Teletón-

A Rodolfo Vivanco siempre lo recordaremos como un gran emprendedor, capaz de reinvertirlo todo y compartir con los grupos más vulnerables de la sociedad.

Lo recordaremos siempre como un empresario excepcional, que disfrutaba cada mañana acudir desde las 8 a supervisar el funcionamiento, de sus negocios, el desenvolvimiento de los empleados y la calidad de la atención al público.

De su rostro nunca se borró la sonrisa de la esperanza, y del compromiso hizo su mayor patrimonio.

Un abrazo a su esposa Carmen y a sus hijos, y especialmente a toda la familia Mcdonald´s que lo comenzó a extrañar desde que cayó en cama.

Descanse en paz.





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